El Globo, la gran aldea ha heredado del siglo XX un proceso
de globalización enmarcado en un "Momento Histórico de Quiebre
"(Toffer, 1980). Nuestro futuro enfrenta un impulso acelerado de cambios
culturales, las organizaciones enfrentan una guerra de culturas que se
superponen en un complejo sistema mundial abierto, de orden y caos según sea el
contexto local, regional, nacional o mundial, aquí coexisten y operan
situaciones multifactoriales que generan oportunidades y amenazas para su
propia supervivencia. Surgen con mucha rapidez los denominados tsunamis
organizacionales, transformaciones violentas de los antiguos paradigmas, de un
nuevo reacomodo de la realidad industrial al nuevo orden mundial, básicamente
regidos por cuatro grandes dimensiones:
1.- Economía
global, apertura a la inversión extranjera, las exportaciones y las
corporaciones multinacionales.
2.-Tecnología
de información y comunicaciones, redes globales o disposición de la información
en tiempo real, en cualquier lugar del planeta, agilizando operaciones
internacionales entre países y mercados.
3.-Las
finanzas, fluidez de capitales.
4.-
La dimensión ecológica, revalorización del concepto de naturaleza y de la
necesidad de preservar los ecosistemas.
En otras palabras la Globalización, término a veces empleado por los denominados charlatanes ilustrados para descargar sus frustraciones surgidas por el tránsito continuo por el oscurantismo cognitivo y asociada al nuevo demonio neoliberal que a través del Capitalismo Transnacional amenaza con seguir subyugando aquellas economías emergentes y progresistas. Resulta necesario entonces que toda organización en vías de globalización se tiene que constituir en sistemas abiertos, que mantengan relaciones sinérgicas con el entorno local y global, estableciendo una estructura contingente con el mismo, en lo que se refiere a las metas organizativas, la tecnología, el tamaño y la cultura empresarial. Aunque si bien es cierto no hay un modo rígido de estructurar las organizaciones ante estos nuevos entornos, el tipo de estructura que debería guardar una empresa global sería de tipo orgánico y no mecánico, basado en las siguientes características:
En otras palabras la Globalización, término a veces empleado por los denominados charlatanes ilustrados para descargar sus frustraciones surgidas por el tránsito continuo por el oscurantismo cognitivo y asociada al nuevo demonio neoliberal que a través del Capitalismo Transnacional amenaza con seguir subyugando aquellas economías emergentes y progresistas. Resulta necesario entonces que toda organización en vías de globalización se tiene que constituir en sistemas abiertos, que mantengan relaciones sinérgicas con el entorno local y global, estableciendo una estructura contingente con el mismo, en lo que se refiere a las metas organizativas, la tecnología, el tamaño y la cultura empresarial. Aunque si bien es cierto no hay un modo rígido de estructurar las organizaciones ante estos nuevos entornos, el tipo de estructura que debería guardar una empresa global sería de tipo orgánico y no mecánico, basado en las siguientes características:
- Situación geográfica de baja complejidad estructural horizontal y vertical (no a las megas estructuras).
- Establecer nuevos canales de comunicación e información paralelos a los formales (coaching organizacional).
- Alta descentralización, todos los empleados o miembros de la organización ubicados en cualquier nivel jerárquico poseen la información y conocimiento para solucionar posibles problemas organizacionales (no al torero gerencial).
- Estructuras más achatadas que piramidales, pocos niveles jerárquicos.
- Contar con tecnologías de información y comunicación, con redes integración-interconexión entre los diferentes departamentos a nivel local y global, que les permita en tiempo real agilizar operaciones internacionales y la toma de decisiones en forma descentralizada.
Dándole énfasis al término del sociólogo
canadiense Marshall Mcluhan "Aldea Global", donde se plantea la idea
de que debido a la velocidad de las comunicaciones, toda la sociedad humana
iría transformándose y su estilo de vida se volvería similar al de una aldea,
donde el progreso tecnológico de las mismas permitirían a los habitantes del
planeta conocerse unos a los otros y a comunicarse de manera instantánea y
directa, escogiendo Mcluhan como nuevo paradigma global la televisión, un medio
de comunicación de masas a nivel Internacional, que en esa época empezaba a ser
vía satélite.
La comunicación ha sido una herramienta básica para el ser
humano que le ha permitido expresar sus emociones, opiniones, dar a conocer sus
ideas sus sentimiento, prácticamente informar lo que quiera. Los métodos de
comunicación han variado a lo largo de la historia, antes se utilizaban señales
de humo para hacerle saber al otro en donde se localizaba, mientras que ahora
los celulares cumplen la misma y otras funciones. Antes no había
entretenimiento como la televisión y ahora muchas personas dicen no poder vivir
sin ella.
Entonces el siglo XXI impone asumir un nuevo reto
empresarial, no solo sustentado en el paradigma de la economía, producción y
administración que ha marcado el accionar de las organizaciones contemporáneas,
sino que deberá incluir la comunicación, la cultura y la identidad como los
nuevos ejes de la acción empresarial.
En este nuevo rediseño organizacional, la
comunicación se constituye en una nueva herramienta estratégica para los
procesos de redefinición de las relaciones de estas con su entorno, la interacción
con sus públicos internos y externos, la aparición de una nueva identidad y el
uso apropiado de la tecnología que se requiera.
Este novedoso panorama impone además un nuevo
reto, el poder contar con especialistas en Comunicación Organizacional, que puedan
proyectar de manera integral los procesos de comunicación e información de una
empresa, liderar cambios, establecer programas de cultura e identidad
corporativa, así como permear las demandas del entorno, todo ello basado en una
real investigación aplicada.
Se deben concebir las propuestas bajo un enfoque heurístico, donde ya las organizaciones ya no son entes funcionales ni pragmáticos, sino contractos humanos, envueltos en nuevos códigos y símbolos comunicacionales, esto trasciende lo meramente instrumental, a la comprensión de que las nuevas organizaciones son realidades en construcción.
Ahora más allá de entender la importancia de la comunicación
para que una determinada organización se pueda integrar de forma eficiente a la
globalización es importante no perder de vista la discusión sobre la identidad
y los medios de comunicación, dominada por la sensación de amenaza a los
estilos de vida y a las percepciones, lenguajes y sensibilidades tradicionales
producto de la globalización.
Hoy como ayer, las técnicas de la comunicación
en la difusión del conocimiento han generado los grandes cambios culturales
desde la invención de la imprenta de Gutenberg hasta las más sofisticadas
herramientas comunicacionales actuales, como el internet y todos sus aditamentos
tecnológicos que amenazan las formas como los individuos y grupos se han
definido entre sí, a su modo de vida tradicional, generando una actitud crítica
hacia las propias tradiciones nacionales y la apertura de nuevas formas
culturales. (Nuevos signos de transculturización y de dominación de las masas).